SmartCity: Un futuro próximo

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La espera va siendo cada vez menor para que vivamos en unas verdaderas ciudades inteligentes. Desde Panda Security se estima que este proceso tardará alrededor de unos 10 años.
Nuestras ciudades de entonces contarán con con nuestros dispositivos digitales como puerta de acceso a cualquier lugar al que vayamos.

Todo parece darnos una visión de un futuro con prototipos digitalizados verdaderamente asombrosos. Pero todo avance tiene un riesgo, y este no iba a ser menos.

La compañía de seguridad Panda Security, se ha planteado qué pasaría si una ‘smart city’ fuese atacada usando el principio del ‘caballo de Troya’, una forma de propagación del malware, similar a la polinización.
La explicación es simple: los virus necesitan de algo que los transporten o sitúen en un determinado lugar.
Aunque la mayoría de ataques se hace a través de Internet, los investigadores de Panda Security nos informan de tomar precauciones con aquellos elementos que aparentemente no estén conectados a la red.

Y es que en una ciudad inteligente, todos los dispositivos, desde los smartphones hasta los coches, estarán conectados generando con ello gran cantidad de información que se almacenará en las propias ciudades y se compartirá con otras ‘smart cities’ para mejorar el tráfico de personas entre ellas.

La compañia establece una ejemplificación del caso con la creación mítica de Troya, y sostienen que los coches podrían usarse como los caballos de Troya para transportar malware entre ciudades.
Este virus, instalado en nuestros coches, podría utilizarse para Ataques por Denegación de Servicios (DDoS) .

Por ello, «los arquitectos que diseñan las ciudades inteligentes de hoy y del futuro deben plantear los retos de la ciberseguridad en todos sus diseños», afirma Global Retail Product Manager de Panda Security, Hervé Lambert. Los fabricantes de hardware deben, concienciarse y crear dispositivos con sus correspondientes antivirus, hacer auditorías de ciberseguridad y actualizaciones constantes, como medios de protección ante posibles ciberataques.

Dubái imprimirá en 3D una ciudad con arena del desierto

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Emiratos Árabes se ha propuesto acercar Marte a la Tierra y para ello construirá una ciudad en 3D en Dubái. Para ello utilizará arena del desierto, que servirá como entorno de simulación para estudiar una posible colonización de Marte por parte del emirato.

El nombre del proyecto es Mars Science City y cuenta con una inversión de más de 115 millones de euros. La superficie de la ciudad ocupará más de 175.000 m², según los datos que ofrece el gobierno de Dubái, lo que convertirá a este lugar en la simulación de una ciudad espacial más grande del mundo.

Mars Science City también tendrá zonas dedicadas a la investigación científica sobre la colonización de Marte, como laboratorios de producción de comida, agua y energía. En este sentido, se planea que un equipo de científicos viva en el complejo durante un año para probar las posibles condiciones de vida en una misión espacial de este tipo.

La pequeña ciudad, diseñada por el arquitecto danés Bjarke Ingels, utilizarála técnica de impresión 3D para levantar construcciones empleando la arena del desierto en el que se instalará la ciudad, un método que sería aplicable a construcciones en suelo marciano.También incluirá un museo abierto al público donde se expondrán los logros de la exploración espacial a lo largo de la historia, así como laboratorios que simularán el terreno y las condiciones ambientales del planeta rojo.

“Es otro paso de en las contribuciones de Emiratos Árabes Unidos al avance científico mundial», señala el primer ministro del país árabe y emir de Dubái Sheikh Mohammed bin Rashid, quien añade que el objetivo es «dar ejemplo y motivación para que otros participen y contribuyan a la marcha de la humanidad hacia el espacio».

Ropa inteligente: Levi’s y Google combinan moda y tecnología

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Google y Levi Strauss  lanzan al mercado una cazadora vaquera que cuenta con controles táctiles desde la que poder realizar tareas en el smartphone. Se trata de Levi’s Commuter Truckeruna prenda diseñada para que el usuario permanezca conectado en todo momento.

El tejido electrónico Jacquard de Google permite al portador de esta chaqueta inteligente interactuar mediante gestos. De esta forma, el usuario puede realizar tareas con el teléfono móvil mediante la propia prenda, como reproducir música o abrir el navegador, entre otras opciones.

El proyecto pretende diseñar prendas tecnológicas o inteligentes. El secreto de esta «cazadora» se encuentra en sus 15 hilos conductores que van entretejidos en la tela y que confieren sensibilidad al tacto.

Esta primera chaqueta vaquera está disponible únicamente en algunos puntos de venta en EE.UU, y su precio es de 350 dólares.

Acerca de la «ropa inteligente» se han visto numerosos proyectos. El más reciente, el de Nike que ha conseguido integrar en unas camisetas un chip NFC para obtener información útil para generar estadísticas de los jugadores de la NBA. Intel, el gran proveedor de componentes informáticos, diseñó Butterfly Dress, un vestido con sensores de proximidad y fibras ópticas para crear asombrosas representaciones si se estimula con impulsos eléctricos externos. Por otro lado, El Instituto Tecnológico Textil, ha desarrollado un nuevo tejido para la ropa del bebé que se caracteriza por sus propiedades antimicrobianas y su elevado nivel de protección frente a la radiación ultravioleta.

¿Tiene sentido la ropa inteligente? «Los usos de los wearables necesitan diferenciarse de aquello que ya ofrecen los smartphones», sostiene Angela McIntyre, de la consultora Gartner. En el caso de Google y Levi’s, que dos empresas antagónicas se unan para meterse en el mercado de la moda inteligente es una decisión «muy buena» para Pedro Diezma, fundador y responsable de la empresa española Zerintia, que se encarga de desarrollos para «wearables».

En su opinión, a la «moda inteligente» aún le queda tiempo para su boom comercial, pero si surgen nuevas alianzas entre empresas textiles y tecnológicas puede «incentivar a que otras marcas del sector se lancen». El estado de esta tecnología se encuentra, por ahora, en una fase experimental.

Dado su fuerte componente experimental, su evolución dependerá, de la capacidad para resolver tres de los principales obstáculos.

Uno de ellos es, la duración de sus baterías. La escasa autonomía puede disminuir su eficacia y uso. Además, los expertos definen otros problemas adicionales, el verdadero uso y el precio. «También es una parte de que esos sensores y esa información te sea útil, te ahorre tiempo o que dé una información que sea valiosa», insiste Diezma.

Por esta razón, para convertirse en un producto de gran consumo «todavía no está preparado, porque tiene su coste añadido y tendrá una serie de limitaciones, pero es un buen momento para poner en primera línea lo que la ropa puede hacer si la tecnología está mas cerca.